En Fundación Alimente, sabemos que el cuidado emocional se presenta de muchas formas y es importante comprender lo que significa cada forma. Existen dos extremos como forma de cuidarse, podemos decidir gestionar nuestras emociones y cuidarnos con la comida, o podemos escoger enfrentar estas emociones con herramientas terapéuticas.
Elegir herramientas terapéuticas puede guiarnos en un viaje de crecimiento y cambio. Con el yoga, la meditación, la rutina y el tiempo, nos sentimos vivos, avanzamos, nos relajamos, ya no nos importa. Sin embargo, es importante recordar que la salud mental es un proceso continuo que requiere atención constante.
Sabemos que la comida puede traer consuelo y que muchas personas recurren a esta como una forma de afrontar o encontrar consuelo en tiempos de crisis. Si bien esto puede proporcionar un alivio, pero este alivio es temporal, con el tiempo puede provocar angustia emocional y dependencia de la comida como medio de recuperación.
Es importante para nosotros saber que no estamos solos en este viaje y saber las formas que elegimos para protegernos. Si vemos señales de que nuestras estrategias actuales no están funcionando, es importante estar preparados para cambiar nuestras estrategias y buscar ayuda según sea necesario.
En Fundación Alimente, ofrecemos una variedad de recursos y programas diseñados para apoyar el bienestar emocional y la relación con la comida. Nuestro enfoque incluye terapias de grupo donde puedes aprender a:
- Ganar conciencia sobre tu relación con la comida.
- Dejar de lado la culpa asociada con la alimentación.
- Controlar los impulsos alimentarios.
- Gestionar las emociones sin depender de la comida como mecanismo de afrontamiento.
- Descubre y comprende situaciones familiares que influyen en tus hábitos alimentarios.
- Libérate de la adicción a la comida y desarrolla una relación saludable con la comida y tu cuerpo.
¿Qué nos hace cambiar del lado terapéutico a la comida?
Paso 1: La falsa sensación de curación. Cuando gestionamos nuestras emociones a través de la comida, experimentamos un alivio temporal. Este alivio momentáneo puede hacernos creer que estamos curando nuestras emociones, pero en realidad solo estamos aplazando el enfrentamiento real con nuestros problemas emocionales. La comida actúa como un mecanismo de escape que nos brinda un consuelo temporal, pero no aborda las causas subyacentes de nuestras emociones.
Paso 2: Me lo merezco. A menudo justificamos el consumo excesivo de comida como una recompensa por haber enfrentado situaciones difíciles o haber experimentado emociones intensas. Nos convencemos a nosotros mismos de que merecemos la comida como una forma de autorrecompensa por superar desafíos emocionales. Esto puede llevar a un patrón de comportamiento en el que asociamos la comida con el autocuidado y la gratificación instantánea.
Paso 3: No pasará nada. En ocasiones, minimizamos las consecuencias negativas del consumo excesivo de comida en nuestra salud física y emocional. Nos engañamos a nosotros mismos creyendo que el exceso ocasional de comida no tendrá un impacto significativo en nuestro bienestar a largo plazo. Esta actitud de minimización puede perpetuar el ciclo de utilizar la comida como una forma de lidiar con las emociones, ya que ignoramos las posibles repercusiones negativas.
Paso 4: De perdidos al río. Cuando nos enfrentamos a emociones abrumadoras o situaciones estresantes, podemos adoptar una actitud derrotista en la que nos entregamos completamente a los impulsos alimenticios sin considerar las consecuencias. Esta mentalidad de «de perdidos al río» implica una rendición ante la incapacidad percibida para manejar las emociones de manera diferente, lo que nos lleva a buscar consuelo en la comida como una salida rápida y aparentemente fácil.
Estos pasos ilustran cómo la gestión de emociones a través de la comida puede convertirse en una forma de evasión y autoengaño, creando un ciclo de dependencia emocional hacia la comida como mecanismo de afrontamiento.
No caigas en la trampa
La enfermedad de la adicción nos susurra que ya hemos dominado el arte de estar bien, pero soltar las herramientas terapéuticas nos devuelve al punto de partida. Esta sensación de dominio es engañosa. La adicción nos convence de que hemos encontrado una salida fácil y efectiva para nuestras luchas internas, pero en realidad estamos cayendo en un ciclo autodestructivo que nos aleja cada vez más de una verdadera curación emocional.
Al dejar de lado las herramientas terapéuticas y depender únicamente de la comida para gestionar nuestras emociones, nos arriesgamos a volver a experimentar los mismos desafíos emocionales una y otra vez. La comida se convierte en un sustituto insuficiente para abordar las raíces profundas de nuestros problemas emocionales, y eventualmente nos encontramos en el mismo punto de partida, si no en una situación peor.
Es importante reconocer este patrón y buscar ayuda profesional para aprender estrategias más efectivas de afrontamiento emocional que promuevan una autoestima saludable y una mayor seguridad en uno mismo.
Directora de la Fundación Alimente
Tras lidiar con la obesidad y las adicciones he impulsado la Fundación Alimente para que más personas puedan beneficiarse del tratamiento de adicción a comer que tanto me ha ayudado.