La amígdala es una pequeña estructura subcortical relacionada con las emociones. Su estructura genética proviene de nuestros primeros ancestros en la tierra, cuando el cerebro usaba la amígdala en respuesta al miedo. Envía información relacionada con el miedo y la ansiedad a los centros nerviosos superiores. Para nuestros antepasados fue un gran aliado, ya que les anticipaba al peligro y sobrevivir en entornos peligrosos.
En adicción a la comida, relacionamos la amígdala en respuesta a emociones como la ansiedad. La amígdala forma parte de un musculo, y como el resto de nuestro cuerpo, los músculos se pueden entrenar. Podemos utilizar la atención plena, la concentración y el cuestionamiento para mejorar nuestro desempeño y cambiar nuestras creencias profundamente arraigadas.
Al igual que un músculo mediante el ejercicio regular, nuestro cerebro puede moldearse y entrenarse para tener una perspectiva positiva de la vida. Al ser positivos, agradecidos y positivos, podemos desarrollar una actitud positiva.
Si crees que esto le será útil a alguien que conoces, te animo a que lo compartas. Recuerda, con un poco de conocimiento y trabajo duro, podemos cambiar la forma en que nuestro cerebro procesa el mundo que nos rodea, centrarnos en lo bueno, crear una vida mejor y ganarnos la vida.
Directora de la Fundación Alimente
Tras lidiar con la obesidad y las adicciones he impulsado la Fundación Alimente para que más personas puedan beneficiarse del tratamiento de adicción a comer que tanto me ha ayudado.